Ya está la temporada de playas en marcha. Bueno, por lo menos de forma oficial porque la desesperación de la cofradía de la toalla por el tiempo nublado y lluvioso es digna de mención. En cuanto se asoma un rayo de sol, se abalanzan sobre el metro cuadrado de arena elegido para acaparar ultravioletas a tutiplé.
Es momento de hacer patria. Que sí, que sí..San Sebastián tiene unas playas increíbles. Desde la tradicional y señorona playa de La Concha hasta la joven y surfera de Zurriola. Hasta cuatro playas tiene la ciudad, si a las citadas añadimos las de Ondarreta y la que surje en marea baja en la isla.
Cumplida la propaganda, cabe disfrutar de las playas, en la variedad que elijas. Hasta finales de septiembre tendrás que convivir con la turba de domingueros que enfilan el voladizo de La Concha como si se tratara del desfiladero del Serengetti en busca del ansiado arenal en el que extender la toalla, la silla, la sombrilla, la colchoneta, la fiambrera, la nevera, la pelota de la caja de ahorros, la gorra..y lo que sea menester.
Nadar hasta los gabarrones es una diaria penitencia que se imponen quienes buscan mantenerse en forma a nado, recordando plusmarcas de cuando eran más niños y la escapada a esa instalación era casi como atravesar el Atlántico en medio de una manada de tiburones. Otra de las obligaciones de todo playero donostiarra es pasear por la orilla de punta a punta, como si de las Ramblas se tratase. Se hace ejercicio, se pasea, se exhibe traje de baño y se pasa revista al censo. Luego está el corrillo de sillas, el del toldo, el de sombrilla o carpa, el cubo de agua dulce para refrescar, el solario para rebozarse por uno y otro lado..el altavoz de los niños perdidos o la casi extinta voz que anunciaba refrescos en un balde con hielos.
Es temporada de playas, sí. San Sebastián vive ahora su apogeo, el verano. Playas llenas, belleza natural, calor (sí, no?) y con el llegarán sus festivales, sus fiestas, sus turistas, sus precios caros que pasada la temporada no bajan, sus agobios, sus multitudes. Así que será cuestión de disfrutar porque si no, nos pondrán una cruz en el repaso del censo. Y sólo faltaba perder puntos también en esto.
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El Traje de los Domingos 
