El frente frío, la borrasca o la depresión atlántica de turno que estuvo a punto de arruinarnos el día de San Sebastián ha vuelto a dejarnos imágenes fantásticas en la línea de costa, con grandes olas desafiando los muros y haciendo las delicias de cuantos se han acercado a disfrutar del espectáculo. En esta ocasión sin los destrozos del último temporal, ese que se llevó de un mordisco buena parte del Paseo Nuevo de la ciudad. Lo cierto es que contemplar la fuerza del mar, las olas saltando y el cabreo del Cantábrico es una auténtica gozada. Compruébalo tú mismo.