Es uno de los edificios emblemáticos de la ciudad, especialmente por su magnífica ubicación, allí en el centro de La Concha, ejerciendo de auténtica perla.
Su historia ha tenido varias fases. En su origen, las visitas de la Corte y la alta sociedad a la playa para tomar sus baños y demás. Entonces se creó en lo que hoy sería la zona de «los relojes», un edificio de madera roja intensa al que rápidamente se le llamó «El Perlón» por parte de los donostiarras.
A comienzos del xiglo XIX llegan a la playa los toldos y las sombrillas y empieza a pensarse un nuevo edificio-balneario junto a la Caseta Real de Baños. Ya por entonces se hacía gala donostiarra de «lo mejor» y se pensó en construir el centro más moderno de Europa en hidroterapia. Cosas nuestras.
En 1910, el arquitecto Ramón de Cortázar, al que tanto debe la ciudad, diseñó el nuevo balneario, que abrió sus puertas en 1912. Destacaba una torre que posteriormente fue suprimida.
La crisis, la prohibición del juego y otras circunstancias causaron una cierta ruina del edificio, que incluso tuvo amenaza de derrumbe. No faltaron entonces imágenes que hoy nos sonrojan y hasta enojan, como esas celebraciones falangistas, esvástica nazi incluida, mezclada con txistus y dantzaris
Ahí está la planta central del balneario, en la que se realizaban bailes y demás. Tras su decadencia, en la década de los sesenta la iniciativa privada se hace con el edificio mediante 106.000 pesetas anuales de alquiler -que levantaron polémica y suspicacia por su adjudicación- y lo convierten en Sala de Fiestas, «Sala de Fiestas La Perla», que tuvo un importante apogeo y por la que desfilaron importantes artistas, orquestas y demás, hasta convertirse en discoteca, Bataplán.
Llegamos a 1991 y en plenas vísperas del Carnaval, se decide derribar por completo el edificio y reconstruirlo. Hubo bronca política entre el entonces alcalde Xabier Albistur y el delegado de festejos, Gregorio Ordóñez. La obra mantuvo el diseño original y convirtió el mismo en centro moderno de talasoterapia, discoteca y restaurante.
El Traje de los Domingos 